Un poco de historia

Ayer, hoy y mañana

¡Alto! Es sorprendente la cantidad de aficionados y aficionadas al fútbol varonil que comentan que no siguen al femenil porque “no tienen nivel”. Mi hígado da tres vueltas cada vez que escucho algo así; por ello, antes de empezar con la presente publicación, considero de vital importancia dejar algo claro: el fútbol varonil y el femenil no se pueden comparar. Ambos son harina pero de diferente costal. No sólo por la diferencia natural entre los cuerpos de un hombre y una mujer, sino por las décadas de desarrollo que le lleva de ventaja el fútbol varonil al femenil. Lo importante aquí es entender este concepto, aceptarlo y disfrutar lo que cada uno nos ofrece. Es algo similar a ver un juego de la liga mexicana varonil entre Puebla contra Guadalajara y luego ver un partido de la Champions entre Barcelona y Liverpool; seguro notaremos algunas diferencias pero a los verdaderos aficionados a este deporte no nos importan realmente. Cada uno tiene su encanto. Aclarado el punto, entremos en materia.
El día de hoy platicaremos sobre el origen del fútbol femenil, su estado actual y cómo pinta el futuro.
El fútbol femenil organizado tuvo su comienzo a finales del siglo XIX en Inglaterra. Gracias a la Primera Guerra Mundial tuvo un auge muy importante ya que las mujeres tuvieron que sustituir en las fábricas las labores de los hombres que habían ido a la guerra. Varias de ellas empezaron a jugar fútbol en sus tiempos libres y con el tiempo lograron establecer una pequeña liga. El gusto no les duró mucho ya que en 1921, una vez concluida la guerra y al volver las cosas a la normalidad, a una parte de la sociedad le pareció que correr y patear un balón era algo demasiado tosco para una mujer. Por ello, la Asociación de Fútbol de Inglaterra prohibió su práctica. No fue hasta 1971 que esta Asociación levantó el veto y con el apoyo de la UEFA, resurgió el fútbol femenil.
Con el paso del tiempo diversos países fueron registrando a su equipo nacional ante la FIFA y fue en 1991 que se jugó el primer Mundial Femenil en China, con la participación de 12 selecciones. El presente año se jugó la octava edición en Francia con 24 representantes. Por su parte, el Comité Olímpico Internacional decidió incluirlo como deporte oficial a partir de las Olimpiadas de Atlanta en 1996.
Respecto al desarrollo de ligas locales, son varios los países que han logrado la consolidación de una liga profesional. Actualmente las más destacadas en el mundo son:

NWSL (National Women Soccer League) 
País: Estados Unidos de América
Número de Equipos: 9
Equipos destacados: Carolina Courage y Portland Thorns

FA Women’s Super League
País: Inglaterra
Número de Equipos: 12
Equipos destacados: Arsenal y Manchester City

Division 1 Féminine
País: Francia
Número de Equipos: 12
Equipos destacados: Olympique Lyon y Paris Saint-Germain

Frauen Bundesliga
País: Alemania
Número de Equipos: 12
Equipos destacados: VfL Wolfsburg y Bayern München

Liga Iberdrola
País: España
Número de Equipos: 16
Equipos destacados: Atlético de Madrid y Barcelona FC

Y bueno, no puedo dejar de mencionar a la casi nueva liga mexicana, que aunque está aún detrás de varias en el mundo, va por buen camino:

Liga MX Femenil
País: México
Número de Equipos: 19
Equipos destacados: Tigres de Nuevo León y Club América

El futuro es alentador. De acuerdo al “Informe de la encuesta de las Asociaciones miembro de Fútbol Femenino 2019” de FIFA, al día de hoy existen en el mundo 154 países afiliados con un equipo nacional activo. Asimismo, indica que hay aproximadamente 4 millones de mujeres registradas alrededor del mundo que practican el fútbol, de las cuales 3 millones son menores de 18 años. Y aún hay personas que piensan que este deporte es sólo una moda.
Si bien no ha sido fácil el desarrollo del fútbol femenil en el mundo, cada vez se cuenta más con el apoyo de organismos internacionales, nacionales y de patrocinadores que reconocen su importancia y lo consideran una excelente inversión a futuro.
Aún hay mucho por hacer pero es un hecho que este deporte ya despegó y llegó para quedarse.